Desde su creación, la teoría de la evolución ha sido uno de los procesos más aceptados por científicos a lo largo de la historia, en relación al origen de las especies.  Daniel Matute explica, a través de su experiencia, cómo este proceso se valida con las similitudes y relaciones que existen entre diversas clases.  Mediante el estudio de algunas especies, como las moscas de la fruta, ha logrado localizar ciertos patrones genéticos que las entrelazan y vinculan a un inicio común ancestral.  Finalmente, Matute establece que a pesar de estas similitudes, las variaciones en el material genético de cada organismo hacen que éste sea único e irrepetible.