Gabriel Delgado comparte grandes momentos que guarda desde muy niño de su abuelo Manuel F. Ayau, a quien describe como un personaje muy importante en Guatemala, pues afirma que su opinión siempre era tomada en consideración en los diferentes ámbitos sociales.

También, menciona los primeros años de la Universidad Francisco Marroquín y manifiesta que a pesar de la corta edad que tenía en esa época era interesante escuchar las conversaciones de Muso sobre diversos temas, personajes importantes que había conocido y batallas que libraba, entre estas, la necesidad de hacer cambios en la Constitución de Guatemala.

Asimismo, comenta que su abuelo era un hombre íntegro puesto que era consistente con sus ideas, valores y valentía para reconocer los errores que cometía, y que otra de sus cualidades era mostrar siempre respeto por la individualidad de las personas.

Para finalizar, habla sobre los recuerdos de la casa de Amatitlán, siempre abierta para todos sus nietos y lugar donde siempre se sintió muy bien acogido porque fue un abuelo muy cariñoso que participó en todos los actos de la familia, con una gran presencia y carisma extraordinario.