Francisco Capella plantea la existencia de una conexión entre la acción intencional y el valor subjetivo que proponen los economistas, con la interacción física, la realización del trabajo, la química, la biología, la cibernética, la psicología, el mundo de la cognición, las emociones, e incluso los sentimientos morales.

Menciona las necesidades de los sistemas vivos, sus reacciones químicas, la interacción que tienen estos con el entorno y sofisticación de valores como parte de su desarrollo evolutivo para mantenerse con vida; se refiere a las tres etapas de dicha acción intencional: reacción, preacción, proacción. Explica el porqué de las alianzas humanas y establecimiento de los sistemas de control interno, entre otros. Finalmente, habla sobre el discurso de la filosofía moral.