Leonardo López Luján habla sobre los trabajos arqueológicos que se encuentra realizando en el centro histórico de la ciudad, con el fin de rescatar el patrimonio indígena, que según su opinión, está bajo toneladas de asfalto y supeditado a obras públicas. 

Comenta que México o Tenochtitlan, como se le conoce, fue la capital del imperio mexica, y sobre esta urbe los españoles construyeron una nueva ciudad, por lo que resulta difícil hacer excavaciones sin dañar el legado colonial. Pero pese a esto, se han logrado rescatar algunos tesoros, entre los que se hallan: la diosa Coyolxauhqui, la escultura del cactus biznaga y algunos artefactos mexicas que fueron encontrados en trabajos de excavación que se han hecho para modernizar la ciudad. 

Asimismo, hace una reseña histórica de la arqueología en México, que se inicia con las reformas de Carlos III, quien encomienda a Juan Vicente de Güemes -segundo conde de Revillagigedo- que se ocupe de ordenar esa ciudad y como producto de esos trabajos de urbanización se descubre a la diosa Coatlicue y el monumento de la piedra del Sol.