Devaluaciones competitivas y crecimiento económico

Sophy Ramírez  | 07 de abril de 2020  | Vistas: 648

La devaluación de moneda o devaluaciones competitivas, es una práctica que realizan los gobiernos con la intención de mejorar la productividad de un país. El economista, Juan Castañeda, explica en esta conferencia porque tales decisiones suelen ser perjudicial para la economía de un estado. 

Castañeda desarrolla cómo funciona el proceso de depreciación de una moneda por parte del gobierno y los efectos que esto causa a corto al igual que a largo plazo. En este modelo se pueden tener beneficios al principio pero después de un año se comienzan a presentar las repercusiones, tal como la disminución del poder adquisitivo de la moneda nacional, empobrecimiento del país e inflación en el mercado.

El tipo de cambio no es más que un precio, es el precio de un bien o servicio de una moneda en función de otra, en el caso de una devaluación el precio viene determinado por el estado y no por el mercado”.

Castañeda contrasta el tipo de cambio nominal, definido por el gobierno, con el tipo de cambio real, determinado por el mercado. El segundo toma en cuenta la competitividad del país que se obtiene con la diferencia entre la inflación nacional y la de los países con los que se compite. Luego, presenta un ejemplo con la economía de España antes de adoptar el euro como moneda, y las consecuencias que la devaluación competitiva trajo a la economía del país. 

El economista muestra decisiones que han funcionado económicamente como el patrón oro, anteriormente manejado en Inglaterra, o la devaluación interna en la que se devalúan los precios del mercado dentro del país, no la moneda. Además, menciona la importancia de considerar los efectos de una política económica a corto, mediano y largo plazo.

Una de las lecciones que todo economista que empieza y también el que acaba sus estudios universitarios debe tener; es que no sabemos suficiente sobre cómo se comportan los ciudadanos o los agentes que operan en el mercado, tenemos que ser intelectualmente modestos”.

Para concluir, Castañeda menciona la diferencia entre un buen economista y uno malo, aconsejando a los futuros y actuales economistas a ser humildes en sus decisiones económicas, que siempre pueden estar llenas de incertidumbre. 

 


Conferencista

Doctor en Economía e investigador